PALPACION
Es otro de los procedimientos más antiguos de la exploración médica. En la dinastía del emperador chino Hoamati, 2.500 años a. de C., ya se examinaban por palpación las cualidades del pulso radial. Fue Francisco Hipólito Albertini (1662-1738) quien la generalizó haciéndola a pacientes con enfermedades del pecho; y Glenard la usó también para el abdomen.
La palpación es la apreciación manual de la sensibilidad, temperatura, consistencia, forma, tamaño, situación y movimientos de la región explorada gracias a la sensibilidad táctil, térmica, al sentido de presión y a la estereognosia de las manos. La palpación comprende el uso de las manos y dedos para obtener información a través del sentido del tacto.
El sentido del tacto se apoya fundamentalmente en receptores localizados en la dermis, los tendones, el periostio y otras estructuras profundas que responden a la presión. Los receptores sensoriales mucocutáneos constituyen la porción distal de la neurona sensitiva periférica. La palpación se puede realizar con una mano, es la forma conocida como unimanual, la cuál es útil para explorar la región precordial, la pared del tórax y los órganos abdominales como el hígado, el bazo y el ciego; este método de palpación se hace utilizando una mano activa que siempre es la derecha, la cual deprime de una manera progresiva y permanente las estructuras mencionadas.
Otro método de palpación es el conocido como palpación bimanual, en el que la mano izquierda actúa como pasiva y hace el plano de resistencia, y la mano derecha o activa, es la mano exploradora.
El tacto es la exploración de las cavidades naturales por medio de los dedos y puede ser simple si se explora una cavidad, por ejemplo recto, vagina o faringe; doble si se alcanzan dos cavidades como es el recto y la vagina al mismo tiempo; y el método combinado, en donde se utilizan al mismo tiempo las dos manos, una por recto o por vagina, y la otra mano colocada en abdomen por encima de la sínfisis púbica.
Es bueno que el estudiante de medicina se familiarice con las normas para una buena palpación, que son las siguientes:
1. Por costumbre y facilidad práctica, el explorador debe hacerlo siempre ubicado al lado derecho del sujeto a examinar.
2. Las manos del explorador deben calentarse hasta lograr una temperatura similar a la de la región a explorar.
3. Se recomienda que quien hace la exploración, tenga las uñas cortas para evitar molestias como causar erosiones en la piel, conocidas como yatrogenias.
4. Debe respetarse el pudor en el examinado.
5. Se debe dar una explicación previa del procedimiento que va a realizarse, en particular, en el caso del tacto vaginal o rectal, y de las maniobras en las que es indispensable obtener el máximo de relajación y colaboración del paciente.
6. Cuando el paciente tiene padecimientos acompañados de dolor, la palpación debe iniciarse lejos de la región sensible y en forma muy suave.
En la palpación el contacto de las manos con la zona que se ha de explorar puede ser suave, es decir, solamente apoyadas —palpación superficial— o firmes y con cierta presión —palpación profunda.
Mientras en la palpación superficial la mano se asienta en el plano, en la profunda lo hace con la extremidad distal más insinuada, es decir, formando un ángulo de incidencia o de penetración.
La utilización de los dedos en forma uni o bidigital, se hace para investigar puntos dolorosos, colecciones fluctuantes y, sobre todo, para explorar orificios herniarios. En la mayoría de los casos es recomendable el uso de las yemas de los dedos, sobre todo para la palpación de piel y partes blandas; en especial, en la palpación del tórax y el abdomen, se utiliza frecuentemente la palma o el dorso de la mano. En el ángulo formado entre el pulgar y el índice la mano posee un tanteo muy fino. Abarcando con cada mano y con el ángulo anterior las dos mitades del tórax se obtiene una impresión muy exacta de la elasticidad de ambos hemitórax.
En la caja torácica la palpación se hace teniendo especial consideración en definir el espesor del tejido celular subcutáneo, anormalidades óseas y la flacidez o contractura de los músculos torácicos.
La sensibilidad torácica se explora haciendo la palpación digital del tórax diferenciando partes blandas, esternón, costillas y columna vertebral; luego se continúa con la palpación con ambas manos para apreciar la resistencia y la expansión torácicas y para terminar la palpación del frémito vocal.
Mediante la palpación de las arterias se comprueba el estado de las paredes vasculares y el dinamismo de la columna de sangre en los vasos sanguíneos; es decir, las condiciones de la presión de pulso; la combinación de éste debe ser siempre comparativa en ambas manos.
Para la palpación del latido cardíaco y del choque de la punta, se utiliza el método unimanual colocando suavemente toda la mano, lo que se conoce en semiología cardíaca como palpación a mano llena.
Si se trata de reconocer un latido cardíaco, la mano debe permanecer apoyada para percibir una sensación definida y explorar luego solamente con la yema de la última falange de los dedos medio, anular e índice.
La palpación de la región de la punta del corazón permite reconocer el punto de máximo impulso o choque de la punta, que corresponde a la presión contra la pared torácica del polo inferior del corazón en el momento de la sístole ventricular, que produce elevación y proyección hacia adelante de la punta del corazón. Este sitio, en los adultos, se localiza en el quinto espacio intercostal izquierdo con la línea medio clavicular, en los niños, en el cuarto espacio y en los ancianos en el sexto.
El propósito de la palpación de la pared y órganos abdominales es obtener información sobre el estado de estas estructuras. Con este objetivo se usa la palpación superficial y profunda, con el método unimanual, bimanual, manos oponentes y manos sobrepuestas.
Los órganos sólidos como el hígado, el bazo y los riñones se hacen palpables solamente en condiciones patológicas, y las técnicas utilizadas frecuentemente son: la unimanual para el hígado, y la bimanual y la técnica de enganche para el hígado y el bazo; en este último se utiliza la maniobra de Schuster, los riñones se examinan con la técnica bimanual. Además, la palpación es utilizada para la exploración del aparato genital masculino y femenino; para el examen de ano, recto y pelvis; y es indispensable su utilización en el sistema osteomuscular y linfático.
Para terminar, otra aplicación muy importante de la palpación es el examen clínico general. Es la evaluación de la temperatura de la superficie corporal, ésta puede ser apreciada por la mano, la cual reconoce la temperatura
por la sensibilidad térmica —corpúsculos de Krause para el frío y de Ruffini para el calor—. El procedimiento consiste en apoyar suave y sostenidamente el dorso de la mano en la zona que se va a explorar. Cuando se evalúa la temperatura general, se coloca la mano en la frente del paciente o en cualquier otra parte del tórax o abdomen, por ser los segmentos del cuerpo con temperatura mayor y más constante.
La palpación es la apreciación manual de la sensibilidad, temperatura, consistencia, forma, tamaño, situación y movimientos de la región explorada gracias a la sensibilidad táctil, térmica, al sentido de presión y a la estereognosia de las manos. La palpación comprende el uso de las manos y dedos para obtener información a través del sentido del tacto.
El sentido del tacto se apoya fundamentalmente en receptores localizados en la dermis, los tendones, el periostio y otras estructuras profundas que responden a la presión. Los receptores sensoriales mucocutáneos constituyen la porción distal de la neurona sensitiva periférica. La palpación se puede realizar con una mano, es la forma conocida como unimanual, la cuál es útil para explorar la región precordial, la pared del tórax y los órganos abdominales como el hígado, el bazo y el ciego; este método de palpación se hace utilizando una mano activa que siempre es la derecha, la cual deprime de una manera progresiva y permanente las estructuras mencionadas.
Otro método de palpación es el conocido como palpación bimanual, en el que la mano izquierda actúa como pasiva y hace el plano de resistencia, y la mano derecha o activa, es la mano exploradora.
El tacto es la exploración de las cavidades naturales por medio de los dedos y puede ser simple si se explora una cavidad, por ejemplo recto, vagina o faringe; doble si se alcanzan dos cavidades como es el recto y la vagina al mismo tiempo; y el método combinado, en donde se utilizan al mismo tiempo las dos manos, una por recto o por vagina, y la otra mano colocada en abdomen por encima de la sínfisis púbica.
Es bueno que el estudiante de medicina se familiarice con las normas para una buena palpación, que son las siguientes:
1. Por costumbre y facilidad práctica, el explorador debe hacerlo siempre ubicado al lado derecho del sujeto a examinar.
2. Las manos del explorador deben calentarse hasta lograr una temperatura similar a la de la región a explorar.
3. Se recomienda que quien hace la exploración, tenga las uñas cortas para evitar molestias como causar erosiones en la piel, conocidas como yatrogenias.
4. Debe respetarse el pudor en el examinado.
5. Se debe dar una explicación previa del procedimiento que va a realizarse, en particular, en el caso del tacto vaginal o rectal, y de las maniobras en las que es indispensable obtener el máximo de relajación y colaboración del paciente.
6. Cuando el paciente tiene padecimientos acompañados de dolor, la palpación debe iniciarse lejos de la región sensible y en forma muy suave.
En la palpación el contacto de las manos con la zona que se ha de explorar puede ser suave, es decir, solamente apoyadas —palpación superficial— o firmes y con cierta presión —palpación profunda.
Mientras en la palpación superficial la mano se asienta en el plano, en la profunda lo hace con la extremidad distal más insinuada, es decir, formando un ángulo de incidencia o de penetración.
La utilización de los dedos en forma uni o bidigital, se hace para investigar puntos dolorosos, colecciones fluctuantes y, sobre todo, para explorar orificios herniarios. En la mayoría de los casos es recomendable el uso de las yemas de los dedos, sobre todo para la palpación de piel y partes blandas; en especial, en la palpación del tórax y el abdomen, se utiliza frecuentemente la palma o el dorso de la mano. En el ángulo formado entre el pulgar y el índice la mano posee un tanteo muy fino. Abarcando con cada mano y con el ángulo anterior las dos mitades del tórax se obtiene una impresión muy exacta de la elasticidad de ambos hemitórax.
En la caja torácica la palpación se hace teniendo especial consideración en definir el espesor del tejido celular subcutáneo, anormalidades óseas y la flacidez o contractura de los músculos torácicos.
La sensibilidad torácica se explora haciendo la palpación digital del tórax diferenciando partes blandas, esternón, costillas y columna vertebral; luego se continúa con la palpación con ambas manos para apreciar la resistencia y la expansión torácicas y para terminar la palpación del frémito vocal.
Mediante la palpación de las arterias se comprueba el estado de las paredes vasculares y el dinamismo de la columna de sangre en los vasos sanguíneos; es decir, las condiciones de la presión de pulso; la combinación de éste debe ser siempre comparativa en ambas manos.
Para la palpación del latido cardíaco y del choque de la punta, se utiliza el método unimanual colocando suavemente toda la mano, lo que se conoce en semiología cardíaca como palpación a mano llena.
Si se trata de reconocer un latido cardíaco, la mano debe permanecer apoyada para percibir una sensación definida y explorar luego solamente con la yema de la última falange de los dedos medio, anular e índice.
La palpación de la región de la punta del corazón permite reconocer el punto de máximo impulso o choque de la punta, que corresponde a la presión contra la pared torácica del polo inferior del corazón en el momento de la sístole ventricular, que produce elevación y proyección hacia adelante de la punta del corazón. Este sitio, en los adultos, se localiza en el quinto espacio intercostal izquierdo con la línea medio clavicular, en los niños, en el cuarto espacio y en los ancianos en el sexto.
El propósito de la palpación de la pared y órganos abdominales es obtener información sobre el estado de estas estructuras. Con este objetivo se usa la palpación superficial y profunda, con el método unimanual, bimanual, manos oponentes y manos sobrepuestas.
Los órganos sólidos como el hígado, el bazo y los riñones se hacen palpables solamente en condiciones patológicas, y las técnicas utilizadas frecuentemente son: la unimanual para el hígado, y la bimanual y la técnica de enganche para el hígado y el bazo; en este último se utiliza la maniobra de Schuster, los riñones se examinan con la técnica bimanual. Además, la palpación es utilizada para la exploración del aparato genital masculino y femenino; para el examen de ano, recto y pelvis; y es indispensable su utilización en el sistema osteomuscular y linfático.
Para terminar, otra aplicación muy importante de la palpación es el examen clínico general. Es la evaluación de la temperatura de la superficie corporal, ésta puede ser apreciada por la mano, la cual reconoce la temperatura
por la sensibilidad térmica —corpúsculos de Krause para el frío y de Ruffini para el calor—. El procedimiento consiste en apoyar suave y sostenidamente el dorso de la mano en la zona que se va a explorar. Cuando se evalúa la temperatura general, se coloca la mano en la frente del paciente o en cualquier otra parte del tórax o abdomen, por ser los segmentos del cuerpo con temperatura mayor y más constante.